viernes, 24 de noviembre de 2017

LOS ACUERDOS SOBRE SEGURIDAD Y DEFENSA, ÚNICA OPCIÓN DE LA UE PARA SOBREVIVIR A LA CIBERGUERRA

Publicado en El Debate de hoy el jueves 23 de Noviembre de 2017



La guerra fría terminó y poco ha tardado en aparecer un sofisticado sistema de guerra cibernética, para la que hay que estar preparado. Los servicios de inteligencia han tomado de nuevo el protagonismo. La Unión Europea debe poner en práctica los acuerdos sobre seguridad y defensa recientemente firmados como único camino para su supervivencia.

Dos cuestiones previas: en primer lugar, querido lector, está usted leyendo El Debate de hoy, “Diario de análisis, reflexión y valores”, es decir, no se trata de una publicación que se limita a dar información convenientemente contrastada, sino que estas informaciones son analizadas y así expuestas a los lectores.

En segundo lugar, manifestarles que casi treinta años de entrega a mi país en el Servicio de Inteligencia pueden avalar mis opiniones en cuestiones relativas al trabajo de estos servidores públicos.
Como pasa en el resto de países democráticos, los objetivos los marca el Gobierno de la nación, es el ejecutivo quien marca el terreno para el trabajo de los hombres y mujeres que componen un servicio de inteligencia.

Inteligencia, el producto final

El proceso es sencillo de entender: el Gobierno da las directrices sobre lo que es para él prioritario, en lo que deben trabajar los servicios de inteligencia, y estos emplean todos los sistemas de los que disponen para “adquirir” esa información por medios humanos (humint) o inteligencia de señales (sigint), mediante la interceptación de comunicaciones o cualquier otro tipo de técnicas.
Esa adquisición de información, abundante y diversa en fuentes y contenidos, es analizada y clasificada en diversos grados de certeza, dando como resultado lo que llamamos ‘inteligencia’, el producto final, el destilado de la información obtenida.
El Gobierno, todos los Gobiernos, reciben de sus servicios de inteligencia unas informaciones, llamémoslas, de alta calidad. Después, quien toma las decisiones es el Gobierno, de acuerdo con la información recibida o no. Ahí entran en juego intereses que pueden aconsejar cosa distinta a lo recomendado por la inteligencia. Esa es su responsabilidad. No culpemos al mensajero.
¿Qué objetivos marcan los Gobiernos a los servicios de inteligencia? Muchos y diversos. Desde lo relativo a la amenaza terrorista, la protección de los intereses empresariales en el exterior, las políticas de otros países que puedan afectar al propio, el potencial militar y estado de eficacia de las fuerzas armadas de países objetivo y, naturalmente, la integridad territorial del país, los grupos o movimientos secesionistas, si los hubiere, o la prevención de intentonas golpistas y muchas otras cuestiones de importancia para la seguridad del país y de sus ciudadanos.

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), un trabajo impecable en Cataluña

¿Cómo no pensar que el Centro Nacional de Inteligencia tenga entre sus objetivos la cuestión del separatismo catalán? A lo que añado, porque lo sé, que su trabajo en dos cuestiones acaecidas en Cataluña recientemente, como fueron los atentados terroristas del 17 de agosto y la declaración de independencia de octubre pasado, ha sido impecable.
Otra faceta que cubren los Servicios de Inteligencia, lo que podíamos llamar la Contrainteligencia, consiste en neutralizar, o tratar de neutralizar, las acciones de otros servicios que vayan en contra de los intereses nacionales y en este capítulo consideramos acciones como la desinformación, la “agitprop”, la desestabilización del país o de parte de su territorio.
Todo este enorme, arriesgado e importante trabajo no ha cambiado sustancialmente, han cambiado los medios, la altísima tecnología empleada, los medios de que se disponen, cada día más sofisticados y perfectos.
Hemos hablado de objetivos y tenemos que considerar que, en gran medida, de lo que se trata es de defender los intereses económicos, los recursos energéticos, el desarrollo tecnológico, la seguridad del país y de sus conciudadanos.
Seguramente, el director del CNI se personará en la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados para informar, a puerta cerrada, a sus señorías de lo ocurrido en Cataluña, de la información obtenida en ambos casos, terrorismo y declaración de independencia, y lógicamente esa información no debe ser difundida ni llegar a los ciudadanos, sencillamente porque de su conocimiento popular no se derivaría consecuencia positiva alguna, más bien al contrario, podría poner en peligro el éxito de operaciones en marcha, de personas involucradas en las investigaciones y hacer fracasar lo logrado a lo largo de años de duro trabajo.
No lo sé, pero si, como es sabido, el CESID (ahora CNI) tenía infiltrados en la banda terrorista ETA, en la cúpula de ETA político–militar concretamente, ¿cómo no los va a tener en los lugares u organizaciones que son objetivos prioritarios para la seguridad del país?

Los bulos de algunos medios de comunicación

Circulan por las redes sociales e incluso medios de comunicación españoles y extranjeros, comprados o al servicio de otros países, informaciones falsas, bulos, manipulaciones burdas en muchos casos, artículos que tratan de confundir al ciudadano, de desprestigiar el trabajo de nuestros servicios de inteligencia, de nuestros cuerpos de seguridad, con el objetivo claro y evidente de lograr una desestabilización del país.
No ya el ocaso, sino la muerte de las ideologías ha dado paso a un nuevo poder fáctico: los intereses económicos. El dinero mueve el mundo y hoy es prioritaria su defensa sobre cualquier otra cuestión. El dinero es conservador, es miedoso de lo desconocido, necesita estabilidad y, cuando se va de un país, este país sufre lo indecible.
En este mundo global, con tres potencias disputándose la hegemonía mundial, Europa no les interesa que se consolide, se le puede atacar allá donde aparezcan debilidades, se puede propiciar su fractura animando con desinformación y falsas promesas a las partes que se vean más propicias para que esas mentiras mil veces repetidas parezcan verdad.

Objetivo: Europa

¿Quién dice que una de esas tres potencias mundiales, los Estados Unidos, no ha propiciado el brexit británico? Y otra de ellas, Rusia, que sufre las sanciones económicas europeas tras la anexión de Crimea y el este de Ucrania, no trata de controlar las elecciones norteamericanas, la desestabilización de Europa, propiciando movimientos secesionistas o neonazis en muchos países europeos o coqueteando con Turquía para atraerla a su círculo de influencia, mientras China, la tercera en discordia, es ya la primera potencia mundial comercial e inversora. Esos son los verdaderos intereses, por ellos mienten, manipulan, engañan y hacen todo lo posible por subir un escalón más que el otro.
Europa soporta la llegada masiva de emigrantes y refugiados como no se conocía, cuenta con partidos de extrema derecha rozando el poder en países de economías más avanzadas o de extrema izquierda donde la economía no acaba de superar la crisis, como Grecia, y soporta un terrorismo yihadista que golpea indiscriminadamente con sistemas cada vez más difíciles de detectar.
Desestabilizar Cataluña provocando su empobrecimiento (deuda enorme, empresas que abandonan o no llegan, sin crédito donde recurrir) arrastraría económica y políticamente a España y esta a Europa.
Brexit, terrorismo, emigración, secesionismo, partidos de extrema derecha y antisistema, corrupción, crisis económicas… de todos ellos tiene que salir Europa luchando unida, o Europa nunca será.
Se ha dicho repetidamente. Europa necesita unificar su seguridad con unas fuerzas armadas propias, unos servicios de inteligencia unificados, una política económica única, unos cuerpos de seguridad coordinados. Seguridad y economía son las bases del crecimiento del bienestar de sus sociedades.
Cataluña no es más que un tubo de ensayo. Si el experimento sale bien, su contagio a países como Bélgica o Italia estaría garantizado y el final de la Unión Europea asegurado.
Lo que ha resultado evidente en este caso ha sido el trabajo de los servicios de inteligencia a través de redes sociales o medios de comunicación, lanzando noticias e imágenes, muchas de ellas manipuladas o que no se correspondían con los hechos acaecidos, que ha calado en buena parte de la población.

La contrainteligencia del CNI, con absoluta seguridad, trabaja en neutralizar esos ataques cibernéticos, la propia Unión Europea ha decidido, por fin, unir fuerzas en la lucha contra estos métodos desestabilizadores. La Unión Europea debe poner en práctica los acuerdos sobre seguridad y defensa recientemente firmados como único camino para su supervivencia. Terminó la guerra fría, pero poco ha tardado en aparecer un nuevo y sofisticado sistema de guerra cibernética, más cara, si se quiere menos cruenta, para la que hay que estar preparado. Los servicios de inteligencia han tomado de nuevo el protagonismo.

jueves, 26 de octubre de 2017

REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN SÍ, PERO...

Publicado en "El Debate de hoy" el jueves 26 de Octubre de 2017



La reforma de la Constitución es necesaria no solo por el conflicto catalán o la nueva definición del Estado de las Autonomías, sino también por los numerosos cambios que se han producido en los últimos cuarenta años. Deber ser aprobada mediante referéndum de todo el pueblo español, por mayoría cReformar la Constitución, sí, pero con garantía de aceptación por los partidos y la ciudadanía ualificada y con suficientes garantías.

Casi un año de negociaciones a todas las bandas imaginables, el cese del secretario general y la Ejecutiva del PSOE, innumerables consultas de S.M. el Rey y dos elecciones generales, costó formar un gobierno. Buena parte de la culpa fue del sistema electoral español, ni mejor ni peor que otros, pero que no tiene soluciones rápidas para resultados como los que se dieron en ambas elecciones. reforma de la Constitución

Sin esperar demasiado, más bien nada, todos los partidos políticos, con más o menos entusiasmo, han manifestado de nuevo sus intenciones, que van desde la redacción de una nueva Constitución, por parte de la izquierda más radical, a una reforma pactada con el PSOE y Ciudadanos, por parte del PP y, por supuesto, con suficientes garantías para ser aprobada, con mayoría cualificada, en referéndum, por todo el pueblo español.
Mariano Rajoy no quiere que ocurra como en los referéndums celebrados en Gran Bretaña con el brexit, promovido y perdido por escasísimo margen por el primer ministro, David Cameron, que se vio obligado a dimitir, o en Italia con el del cambio constitucional que trajo la derrota y dimisión del presidente del Consejo de Ministros, Matteo Renzi.

Los referéndums los carga el diablo

Los referéndums los carga el diablo y, si no se establecen previamente por ley unos mínimos de participación y de resultado que garanticen la aceptación o rechazo de una mayoría significativa, pasará como en Gran Bretaña, cuando, al día siguiente de conocerse el resultado, se habían recogido tres millones de firmas pidiendo su repetición.
Rajoy va a pasar por ese trance si no se establecen esas bases mínimas y se tiene una cierta garantía de aceptación, en primer lugar, por los partidos políticos y, en última instancia, por la ciudadanía.
Pero hay más. Si desde el principio de todo ese largo proceso de elección tras elección se hubiera formado el gobierno de la gran coalición (PP, PSOE y C’s), con una mayoría parlamentaria muy amplia, las reformas constitucionales a cuyo acuerdo hubieran llegado los tres partidos tendrían esas garantías de aprobación necesarias. Ahora, aunque sean los mismos partidos los que la van a llevar a cabo, es mucho más difícil con un PP gobernando en minoría, PSOE y C’s en la oposición, y Cataluña organizando y celebrando el tramposo referéndum del 1º de Octubre o la manifestación del domingo 8 de octubre en Barcelona y en toda España.
Todavía más. ¿Qué quiere cada partido reformar y qué alternativa propone? Da la sensación de que ninguno ha iniciado el estudio a fondo de esta cuestión y mucho menos tiene propuestas concretas que llevar a la mesa de negociación.
En 2013, el Aula Política del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo, dirigida por José Manuel Otero Novas, exministro de la Presidencia y de Educación en el Gobierno de Adolfo Suárez, con la participación de los miembros del Aula y más de treinta ponencias de políticos de todas las ideologías, editó el estudio elaborado con el sugerente título: “RECUPERAR ESPAÑA. Una propuesta desde la Constitución”.
Me consta que este trabajado y consensuado estudio fue remitido a los más importantes despachos de España, S.M. el Rey, políticos con responsabilidades de gobierno, políticos en la oposición, directores de medios de comunicación, empresarios destacados… y, que yo sepa, todos los ejemplares enviados reposan en la inútil tranquilidad de muchos cajones de mesas de despacho. Una lástima que este trabajo no haya tenido más trascendencia por el momento, aunque bien pudiera servir de documento base en esa pretendida reforma de la Constitución.
En la Tertulia Política del Ateneo de Cádiz, dedicamos todo un curso a su estudio y difusión, con una asistencia e interés destacados, pero hasta ahí hemos llegado. En el futuro inmediato, cuando se planteen en serio unas reformas constitucionales que cuenten con el necesario consenso, quizás alguien recuerde este estudio y le saque el provecho para el que se gestó.

Una reforma de la Constitución necesaria

La necesidad de una reforma de nuestra Carta Magna no está solo motivada por el conflicto catalán o una nueva definición del Estado de las Autonomías, que también, es que hay suficientes cuestiones que han cambiado en España en estos cuarenta años y necesitan una actualización. La pertenencia a la OTAN y la Unión Europea, con la consiguiente cesión de soberanía, el cambio en la sucesión de nuestra monarquía y la Ley Electoral son de por sí suficientes motivos para hacer necesaria la reforma de la Constitución, que ahora parece asegurada. Será un proceso largo y de resultado incierto. No sé si será factible, pero sería necesario en algunas de las competencias transferidas a las comunidades, como la educación, al menos en las enseñanzas troncales, que deben ser comunes para todo el país; en la recuperación de algunos aspectos de la sanidad pública, como sería una tarjeta sanitaria única, válida para todo el territorio nacional; y algunos retoques respecto a la justicia, la seguridad y la caja única de la Seguridad Social.

Tengo la impresión de que los políticos van por un lado y la ciudadanía por otro en esta cuestión de la reforma de la Constitución. Solo me tranquiliza que la última palabra la tengamos nosotros, los ciudadanos, con nuestra aprobación o rechazo en referéndum. Tiempos comprometidos y difíciles se aproximan, aún más que los actuales, que ya van bien servidos. ¡¡¡Suerte, España!!!